Llevo en esto de la fisioterapia muchos años. Podría contarte que lo mío fue muy vocacional, que toda la vida soñé con ser fisio y bla, bla, bla. Pero no, no fue así. Fue en el último año de instituto cuando empecé a oír hablar de fisioterapia. Hasta entonces no tenía ni idea de lo que era un fisio. Me empezó a llamar la atención y como tenía nota para entrar (porque siempre fui muy empollona) pues ahí acabé, estudiando la carrera.
A medida que iba conociendo el perfecto diseño de nuestro cuerpo, me fui enamorando poco a poco de mi profesión.
Fisan nacía en el año 1998 de la ilusión de una veinteañera con la carrera recién terminada y con muchas ganas de trabajar. Años más tarde tuve la suerte de que mi hermana decidiera seguir mis pasos y unirse a mi proyecto. Sin duda, el mejor de los fichajes.
Vinieron años de formación, (los fisios en general somos muy frikis con esto de los cursos), hasta que llegó el mayor de los aprendizajes: convertirme en madre.
Con la maternidad me pasó un poco como con la carrera. Nunca tuve vocación de madre. Algunas amigas siempre tuvieron muy claro que iban a tener hijos. Yo no tanto…
Pero me llego el momento. Supongo que el famoso instinto materno se apoderó de mí.
Me quedé embarazada y me introduje de lleno en un mundo desconocido y que me fascinó totalmente desde el principio: la maternidad. Los que me conocen saben que soy así de intensa, y que cuando me meto en algo, lo hago a full.
Mi primer parto me dejó un prolapso de recuerdo, que me obligó a llegar a la fisioterapia de suelo pélvico antes como paciente que como terapeuta. Agradecimientos, gracias a una compañera especializada, ya base de mucho ejercicio por mi parte, me recuperé.
Decidí entonces que mi misión tenía que ser ayudar a otras mujeres a prevenir y tratar problemas como el que yo había sufrido en mi posparto; y, sobre todo, iba a poner todo mi empeño en que pudieran disfrutar de su embarazo y de su parto.
El descubrimiento del método NACES de acompañamiento emocional en el embarazo ha supuesto un punto de inflexión en mi trayectoria profesional. Me ha permitido comprender la importancia, no solo de la parte física, sino también de la parte emocional en la preparación al nacimiento.
Paralelamente, mi experiencia como madre me ha permitido tomar conciencia del trabajo que aún queda por hacer en torno a la lactancia, mi otra gran pasión. Me acerqué al grupo de apoyo Regazo buscando una tribu de madres y me quedé como asesora. Ahí sigo, y desde el 2011 acompañado a mujeres que han decidido amar a sus hijos.
A través de mi trabajo como asesora comencé a adentrarme en la fisioterapia pediátrica. En los últimos años me especializó en el tratamiento a bebés.
Cuando se cruzó en mi camino la formación de Fisioterapia en Lactancia no me lo podía creer ¡un curso que aunaba mis dos grandes pasiones! Así que no me lo pensé ni un minuto. Actualmente formo parte del directorio de profesionales de Fisioterapia en Lactancia Materna del Grupo Aupale. Mis compañeros y yo estamos haciendo una importante labor de divulgación e investigación para que se reconozca el papel del fisioterapeuta dentro del equipo multidisciplinar que debería atender a una madre que ha optado por la lactancia materna.
Con todo lo estudiado, después de pasar por dos embarazos, dos partos (con sus correspondientes postpartos) y 10 años de lactancia, ahora entendiendo mejor las necesidades de las mujeres y sus bebés en cada etapa.
Estoy convencida de que la vida me ha ido condujo a este mundo de mamás y bebés dónde siento que tengo mucho que aportar.